A continuación te compartiremos siete razones que explican por qué es una experiencia que deberías hacer (al menos) una vez en tu vida. Si ya lo estás haciendo, te sonará todo lo que viene a continuación. Si es algo que te ronda por la cabeza, pero no te atreves, pon atención. Y por último, si nunca lo has hecho ni tienes planeado hacerlo, recuerda los beneficios de vivir solo porque, quién sabe, quizá algún día te veas (queriendo o sin querer) en esa situación. Lo primero de todo, y tal y como dice el psicólogo clínico Luis García Villameriel, «no es lo mismo decidir irte a vivir solo que hacerlo porque no te queda otra remedio». Todo lo que puedas decidir libremente se lleva (emocionalmente) mucho mejor, que aquello que te obligan las circunstancias. Sea como sea, si estás viviendo solo, hay una serie de ventajas a las que acogerse y, sobre todo, de las que aprender a disfrutar. Por su parte, la psicóloga Marina E. Fernández remarca que «en muchos casos se pasa de vivir en familia a vivir en pareja, y los problemas surgen porque la persona no sabe vivir de forma independiente. No porque no sepa organizarse con la gestión del hogar, sino porque emocionalmente se encuentran perdidos sin un tercer pilar en quien apoyarse». Y ahí es a donde vamos: a los beneficios emocionales que te llevas si vives una temporada solo. - Una gran fuente de crecimiento personal. Si estás solo y te das cuenta de que eres capaz de sobrevivir es muy positivo. «Ser capaz de organizarse por uno mismo, de aprender a gestionar los malos momentos y a disfrutar de los buenos, te ayuda a crecer. Vivir solo puede además a ayudarte a conocer tus limitaciones, permitiéndote ser más libre al no necesitar más que tú mismo para vivir», añade la psicóloga. Una teoría que la ilustró a la perfección la artista gráfica estadounidense, Yaoyao Ma Van A, cuando hace año y medio decidió publicar una serie de ilustraciones (a lo largo de este artículo), inspiradas en los años en los que vivió sola (bueno, junto a su perro). ¿Su intención? Desmontar el mito de que es algo triste, para reivindicar la belleza que existe, tal y como explicaban sus declaraciones para la edición estadounidense de The Huffington Post. - Aprendes que 'estar solo' no significa 'soledad'.
Reconócelo: seguro que más de una vez has estado rodeado de personas pero te has sentido totalmente solo, una emoción bastante más difícil que el temido silencio al que te tienes que enfrentar cuando vives solo. «Hay que diferenciar entre estar solo y sentirse solo. Son conceptos totalmente diferentes que pueden combinarse de cualquier manera: estoy solo y me siento solo. Estoy solo y no me siento solo. Estoy acompañado y me siento solo. Estoy acompañado y no me siento solo...», cuenta Marina E. Fernández. - Te desprendes de los prejuicios. Así pues, con la independencia, además de poder cantar a viva voz en la ducha o hacer un despliegue en el salón de tus acuarelas, tienes la maravillosa oportunidad de escucharte, de conocerte bien y de vivir alineado con quien realmente tú eres. «Aprendes qué quieres y qué no quieres, pues tienes la oportunidad de ver cómo gestiono yo las cosas cuando estoy con alguien y cómo las gestiono solo. Detectar eso es clave», apunta el psicólogo Luis García. - Disfrutas de una compañía que nunca te fallará: la tuya. Hilado a lo anterior, es muy saludable estar rodeado de personas (no hay que olvidar que somos seres sociales). Pero, ¿qué hay de sentirse cómodo al pasar tiempo tú solo? Te guste o no, y compartas o no vivienda con alguien, eso sí es algo a lo que te tienes que enfrentar casi a diario «Conseguir disfrutar de las pequeñas cosas en soledad te prepara para disfrutar también más en sociedad», afirma el psicólogo. Por su parte, Marina añade que «en momentos malos es importante saber dejarte ayudar y compartir con otros, pero también saber que tú mismo puedes estar bien, mejorar y salir crecido de la situación. En los momentos buenos, es positivo también compartirlos, pero también ser capaz de disfrutar de las alegrías en soledad. Ambas partes son necesarias para una vida mentalmente saludable», afirma. A veces te costará cenar solo, o echarás de menos que alguien te despierte por la mañana... Pero lo que está claro es que se trata de una experiencia que, dure lo que dure, merece (y mucho) la pena aprovecharla.
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